Para prepararlo necesitas un horno, pero seguro que también puedes conseguir buenos resultados en una cazuela a fuego lento, tapada primero y destapada después; aunque en ese caso se perderá el detalle de los bordes tostados. Además de ponerlas sobre una tostada para tomar en un desayuno o cena -acompañada, por ejemplo, de una crema de verduras y un huevo-, puedes servir estas cebollas con pollo asado, sobre un puré de patata o boniato con huevo o salchichas o usarlas para acompañar unos fideos udon. Con las propuestas de Ottolenghi no hay fallo: vas a querer prepararlas a kilos y comerlas a cada momento.
Preparación
Si sabes pelar cebollas y salsear, sabes hacerlo.
Ingredientes
Para 4 personas
- 6 cebollas amarillas
- 100 g de mantequilla en pomada
- 100 g de miso
- 1 l de agua tibia
- Pimienta (opcional)
- 4 rebanadas de pan de hogaza
- Perejil (opcional)
Preparación
- Calentar el horno a 240 grados, con aire si lo tenemos. Cortar las cebollas por la mitad a lo largo, recortando un poco la parte superior pero intentando dejar la base entera para que no se separen.
- Batir la mantequilla, el miso y un litro de agua tibia hasta que estén perfectamente integrados.
- Distribuir las mitades de cebolla, con el lado cortado hacia abajo, en una bandeja de horno donde quepan sin apiñarse. Añadir la mezcla de agua, mantequilla y miso y cubrir bien con papel de aluminio. Hornear durante 35 minutos, retirar el papel de aluminio y voltear las cebollas para queden con el lado cortado hacia arriba.
- Salsear bien y cocinar sin tapar durante 45 minutos, mojándolas con salsa cada 10 minutos, hasta que estén muy tiernas y de color marrón oscuro. Si tu horno tiene mucha potencia, bájalo unos 20 o 30 grados.
- Servir sobre las rebanadas de pan tostadas, si se quiere con un poco de pimienta y perejil picado.