INGREDIENTES Y CÓMO CORTARLAS
- Alitas de pollo
- Zumo de un limón
- Aceite de oliva
- Ajo
- Cebolla
- Perejil
- Sal
- Pimienta negra recién molida
Como puede vislumbrarse en la lista, todos los ingredientes son básicos, de uso diario y baratos. Lo único que debemos saber es cómo deben cortarse las alitas (se pueden comprar con el muslo y el ala ya separado). Es tan básico como localizar las zonas donde está el cartílago, donde existe movimiento: entre el muslo y el ala y entre la punta y el ala. Ahí es donde se realizan los cortes. Después se puede retirar la piel con ayuda de un cuchillo. También hay que cerciorarse de que no queden restos de pluma. Con las alitas y los ingredientes preparados, es el momento de preparar la receta.
LAS ALITAS, MEJOR EN ADOBO
Es importante, aunque no del todo necesario, tener las alitas en adobo al menos un par de horas. En un mortero machacamos ajo, añadimos aceite de oliva y perejil. Removemos bien. Después salpimentamos las alitas de pollo y las metemos en una bolsa o las volcamos sobre un bol. Lo importante es impregnarlas bien de esta mezcla y dejarlas un rato, para que absorban todo. Mientras, podemos picar la cebolla en tiras e introducirla, cruda, en una bandeja de horno donde posteriormente añadiremos las alitas. Después quedará el paso final (y no menos importante).
HORNEAR LAS ALITAS DE POLLO
Cuando hayan estado un rato con la mezcla del aceite, el ajo y el perejil, ponemos las alitas sobre la cebolla en la bandeja de horno. Y echamos un poco de limón (muy poco). Tendremos el horno precalentado a 180 grados. Después introducimos la bandeja en el horno. Tras 30-35 minutos deberemos dar la vuelta a las alitas y aprovecharemos para rociarlas bien de limón. Después, las volveremos a introducir en el horno otros 30 minutos. El objetivo es que las alitas se doren bien por ambos lados. Ese será el momento en el que sepamos que están en su punto. Ahora comentamos cómo quedan y porque no engordan nada.
RESULTADO
Estas alitas de pollo apenas tendrán salsa. Al no echar más aceite antes de introducirlas al horno, sólo estará el jugo que han soltado del aceite con el ajo con el que las rociamos y del zumo de limón. También el de la cebolla. El objetivo es que todo se concentre en ellas, de tal forma que estén tan sabrosas que no necesites mojar pan. Sólo comerlas será una delicia. Y la poca salsa que haya, espesa, será sana y junto con la cebolla todo un manjar que llevarse a la boca. No dudéis ni un segundo en preparar esta receta. Es barata, rica y saludable. No se puede pedir más.