Receta de gratín de patata y cebolla

El gratín, que consiste en lo que la propia palabra indica: gratinar el producto para conseguir una capa dorada que nos eleva a niveles de placer que ya todos bien conocemos. Uno de los gratín más conocidos es el gratin dauphinois que, en pocas palabras, se prepara cocinando y horneando patatas con leche y nata; otro de los platos tradicionales son las pomme de terre boulangère, donde esta vez las patatas se cocinan con cebolla y fondo blanco de ave.

El resultado: un gratín de patata y cebolla, cocinado con una parte de nata y otra de caldo -de pollo en este caso, pero perfectamente intercambiable por uno de verdura-, un poco de queso para darle un toque de alegría y, como era de esperar, un toque de mantequilla. Que miren para otro lado los ortodoxos de la cuisine.

Dificultad

Muchísimo más fácil que pronunciar bien dauphinois.

Ingredientes

Para 6-8 raciones

Preparación

Calentar el horno a 180 ºC con calor de arriba y abajo.

Pelar y cortar las cebollas en juliana fina o corte pluma. Rehogar la cebolla a fuego bajo en una sartén con 20 g de mantequilla. Salpimentar. En este punto, si se quiere, se puede agregar un poco de tomillo.

Cocinar durante 15-20 min hasta que esté traslúcida. Añadir un chorrito de vino blanco y dejar evaporar. Apagar el fuego y reservar.

Lavar, pelar y cortar las patatas en láminas de unos dos o tres milímetros de espesor.

Calentar la nata con el caldo en un cazo y salpimentar.

Enmantecar una fuente apta para horno. Colocar una capa de patatas, una de cebolla y espolvorear con Gruyére rallado. Hacer capas sucesivamente hasta terminar con una de patatas.

Verter la nata con el caldo por encima y llevar al horno. Hornear durante una hora o hasta que las patatas estén cocidas y la superficie se haya gratinado. Para que el gratinado sea aún mejor, añadir la mantequilla restante en trocitos por encima a mitad de cocción.

Salir de la versión móvil