Sacha Hormaechea es un cocinero atípico. Como explica Oraitz García Amiano, «es un artista, un artista que ha estudiado cine, que ha trabajado como fotógrafo y que se ha destacado como un gran cocinero
Sacha Hormaechea, uno de los chefs más polifacéticos de nuestro país,
En una entrevista a Gastronomía Alternativa explicó así su filosofía: «Tenemos un país que es un vergel, con zonas que dan todo tipo de productos y en diferentes temporadas, del sur al norte, del este al oeste. Desde el origen de la cocina tradicional, no entenderíamos los fogones sin verdura. Ahora, no tiene que ser una simple guarnición, tiene que ser la cocina de la verdad, en la cual un producto tiene toda la entidad. No creo que sea mejor por vestirlo con marca. Unos cardos, una borraja, unos grelos, unas alcachofas, unas cebolletas y, claro está, un tomate ¿que más necesita?, solo que los quieran y los respeten».

Sacha Hormaechea es un artista, un artista que ha estudiado cine, que ha trabajado como fotógrafo y que se ha destacado como un gran cocinero. La cámara le ha ayudado a visitar y conocer muchas cocinas, así ha podido aprender y ver de cerca los secretos de este oficio.
Su historia comenzó en la Botillería y Fogón Sacha, que pusieron en marcha, allá por los comienzos de los años 70, sus padres Carlos Hormaechea y Pitila Mosquera. Sacha nació entre cazuelas, sartenes, olores y recetas que inconscientemente se instalaron su mente inquieta. En el verano del año 1975 empezó a echar una mano en el establecimiento familiar. Aunque en un principio tenía bastante claro que aquel no sería su oficio de futuro, en el año 1983 empezó su trayectoria como artista culinario, siempre a la sombra de su madre, quien falleció en agosto del 2001, fecha en la que Sacha Hormaechea se convierte en el director artístico de ese museo del buen comer que es la ‘Botillería y Fogón Sacha’.
Doy lo que me da la gana, lo que a mí me gustaría comer, fuera de cualquier tendencia impuesta. Productos fáciles, reconocibles, usables… Reivindico la cocina de aquí, la cocina española, la de nuestra memoria. La cocina es parte de nuestra cultura, y olvidar parte de nuestra cultura me parece deleznable. Sacha Hormaechea en www.7canibales.com
La inspiración de la cocina de Sacha viene de la diversión, de pasarlo bien, de disfrutar creando recetas y platos; diversión que viene de la magia de descubrir productos y cocinas y de conocer los secretos de sus compañeros de oficio. Todo ello lo mete en una cazuela y lo mezcla con los recuerdos de su infancia en Galicia, Cataluña y Euskadi, dando como resultado una cocina desenfadada y divertida, que lleva un poco de aquí y otro poco de allí, fiel reflejo de su forma de ser.
Muchas veces se habla de que los artistas siempre tienen alguna musa que los inspira y los ayuda a crear arte, no es el caso de este cocinero madrileño, quien no busca la inspiración en un objeto o momento exacto, sino que la siente latente todos los días. Le puede llegar en casa cocinando para los amigos, visitando el mercado de un país extranjero y encontrando un producto diferente o cuando aterriza en sus manos un nuevo utensilio que le ayude a crear arte culinario.
Toda esa inspiración se focaliza en una cocina llena de emoción. Sacha se deja llevar por las emociones que le transmiten los productos y los cocina con total libertad, juega con ellos, sin seguir ningún guión. Son emociones que plasma en sus creaciones y que llegan al comensal. Emociones que transmite mediante obras de arte como son sus ostras escabechadas, la falsa lasaña de erizos, la ventresca de atún a lo ibérico, la tortilla vaga, las patatas con níscalos, la raya templada, el salpicón de vaca y el gin fizz de almejas.
Marta Fernández Guadaño asegura que en el sector se habla de ‘sachismo’ como una especie de ‘religión’, ‘credo’, ‘ideario’ o ‘creencia’ ligada a algo tan sencillo y rotundo como es comer bien, rico, sabroso; es decir, el disfrute máximo ligado al acto de comer.