Esta filosofía de ‘buena vida’ trata de disfrutar de placeres simples, como saborear un café caliente junto a la chimenea en buena compañía
El hygge, pronunciado como hu-ga, es una sensación placentera, un estado de ánimo, una atmósfera, una experiencia y el hecho de estar con las personas que queremos, todo junto.
Son platos que se basan en el slow cooking, la estimulación de los sentidos a través de alimentos de calidad. La filosofía Hygge entiende la comida como placer pero también como toma de conciencia y responsabilidad. Prima la elección de alimentos de calidad, sostenibles y producidos de forma responsable.
Como ejemplos de cómo incorporar el hygge a la vida cotidiana, tienes libros de cocina como ScandiKitchen: Fika and Hygge de Bronte Aurell donde podrás encontrar recetas hygge (una pista: son recetas muy sencillas en las que los ingredientes principales son la mantequilla y el azúcar) o Hygge: La felicidad en las pequeñas cosas de Meik Wiking. Este último es una especie de manual de instrucciones del hygge e incluye lo que el autor llama el Manifiesto Hygge.
Se cree que este concepto puede tener su origen en dos palabras noruegas. La primera es “hygge”, que significa “bienestar” y la segunda es “hugga”, una palabra noruega utilizada en tiempos medievales que significa “reconfortar”. En la actualidad esta palabra puede funcionar como sustantivo, adjetivo o verbo y se puede aplicar a casi cualquier aspecto de la vida, siempre y cuando cumpla con el Manifiesto hygge.
Los daneses asocian el hygge con dos cosas: las velas (que crean el ambiente idóneo) y una bebida caliente (por lo general, café).