Las rosquillas son un dulce tradicional muy popular en toda España, especialmente en la época de Semana Santa, aunque se pueden encontrar prácticamente todo el año en las panaderías. Se preparan fritas o al horno y se aromatizan con distintos ingredientes.
El origen de las rosquillas no se sabe con exactitud, se cree provienen del Imperio Romano; aunque de lo que si hay constancia es que los árabes elaboran desde hace siglos dulces de sartén similares a las rosquillas. En España son famosas las rosquillas de Santa Clara, y las famosa ‘rosquillas tontas o listas’ (las listas van recubiertas de fondant blanco mientras que las tontas no llevan esta cobertura).
Ingredientes para unas 30 unidades:
600 g de harina para todo uso, 2 huevos, 150 g de azúcar, 200 g de leche, La ralladura de medio limón, 100 ml de aceite de girasol, 100 ml de anís, 1 sobre de levadura y una pizca de sal.
Aceite de oliva suave para freírlas y azúcar en polvo para decorar
Preparación:
En primer lugar tamizamos la harina con ayuda de un colador. En un recipiente combinamos los huevos y el azúcar, los batimos y luego añadimos el aceite y el anís.
De nuevo mezclamos estos ingredientes y añadimos la ralladura de medio limón. Añadimos la harina poco a poco al recipiente con los huevos y la leche mezclamos hasta obtener una masa homogénea. Tapa la mezcla con un paño y deja reposar en la nevera una media hora. Las recetas que llevan levadura suelen quedar mejor cuando hay un reposo.
Transcurrido el tiempo de reposo, sacamos la masa y ponemos un poco de harina sobre la encimera. Amasamos la masa con un rodillo hasta que esté blanda y manejable.
Hacemos unas 30 bolitas de masa, luego con la base de un vaso o taza las aplastamos un poco y con el mango de una cuchara, una espátula o algo redondo hacemos el orificio del centro. Preparamos un plato con papel de cocina, donde una vez fritas dejaremos las rosquillas.
En una sartén antiadherente añadimos aceite de girasol o de oliva suave (el de oliva normal mejor no que añade más sabor).
Doramos las rosquillas por tandas sin llenar en exceso la sartén. Si te quedas sin aceite añade un poco más. Es importante que se hagan en aceite abundante. Las vamos dejando en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Prepara el azúcar en polvo y cuando aún estén calentitas espolvorea sobre las rosquillas. Déjalas enfriar antes de servir, se conservan bien en un recipiente hermético. Espero que disfrutéis de la receta!!